En este post voy
hablar mi gran positividad y también alguna que otra anécdota para
reírnos un rato.
Yo me he considerado
siempre una persona muy optimista y muy divertida (al menos yo
conmigo misma me lo paso pipa), y esto no solo queda ahí, sino que
tiene muchos beneficios a la hora de enfrentarse a una situación
negativa o a un problema. Si que es cierto que a veces he estado de
bajón, ¡pero es normal, soy humana!
Pienso que cuando
estamos realmente satisfechos con nuestra vida (trabajo, familia,
amigos…), debemos “celebrarlo” por todo lo alto. Estar
eufóricos casi las 24 horas del día. (Una vez me levanté a las
tres de la mañana a comer nocilla con lacasitos, jajajaj) ¡Estaba
feliz y tenía hambre!
Y si no estamos
atravesando un momento fácil, pues yo pienso siempre: esto lo tengo
que pasar, así que voy a intentar llevarlo lo mejor que pueda,
(¡pintalabios rojo y a disfrutar!). Si fuera hombre me diría: esto
lo tengo que pasar, así que voy a intentar llevarlo lo mejor que
pueda, (¡camiseta de Star Wars y a disfrutar!) En definitiva, ver
más la parte positiva, así los problema se resolverán mejor.
Ahora me gustaría
contaros cosas que pasan en la vida y que te lo pasas genial (aunque
no sean del todo buenas, pero si le sacas lo positivo, todo se vuelve
mejor).
Esto no sé si me lo
va a dejar contar mi “gruñón entrañable” (así llamo a mi
pareja), ¡pero lo voy hacer!
Un día de verano, a
mi me dio por ir al supermercado y comprar una mascarilla para la
cara (dice que te deja la piel muy suave y es verdad). Y le pregunté
a él si quería que le comprará una, total, se la compré porque
quise (jajaj). Pues bien, llega, deja el coche en doble fila y nos
ponemos la mascarilla (me estuve riendo un buen rato de él
jajajaj). Yo como no, pidiéndole fotos, vídeos… (soy muy activa
en las redes sociales), y él es que ni hablar, nadie podía
enterarse de que se puso una mascarilla. Pues mi sorpresa vino cuando
escuchamos pitar ¡el coche molestaba jajajaj! ¡Yo no me podía reír
más! ¡El que no quería que nadie se enterará, pues toma, guapo, a
la calle jajajaj! Entonces nos ves a la dos, con esa cara, asomados
al balcón diciéndoles que ahora bajábamos. Era dos chicas y se
empezaron a reír y tuvimos un cachondeo muy bueno. Y esa es la
primera anécdota (la estoy escribiendo y me estoy riendo).
Otra que también me
encantó y vi la parte positiva de la situación.
Íbamos con la moto,
y como había que bajar una cuesta para poder entrar al garaje, pues
yo me bajé y me quite el casco. Me quedé atrás, y él se dispuso a
tocar el botón para poder entrar. Pues mientras estaba parado, se ve
que empezaron a regar (estas cositas que giran y tiran agua para las
plantas), y le calló todo el agua a él y a la moto. Cuando lo vi,
me empece a reír como nunca y como no, poco inteligente por mi
parte, me acerque para verle mejor y seguir riéndome. ¿Y sabéis
qué? ¡Qué yo también me mojé! ¡Y no os penséis que paré de
reír! ¡No! ¡Me reí todavía más! Jajajaj
¿Parte positiva?
¡Reírse de uno mismo! ¡Y qué viva el agua!
Esta otra que os voy
a contar lo pasé muy mal (pero de verdad).
Estábamos en una
comida familiar y vino un conocido nuestro que era homosexual, ¡hasta
aquí todo bien! Pero como ya sabéis los niños lo dicen todo.
Nosotros sabíamos que esa persona tenía esa predisposición sexual,
pero no se podía nombrar, es decir, teníamos que hacer como sino
supiéramos nada (no sé el porque). Pues bueno llegamos, estamos
todos sentados, y salta un pequeñín: “Él es gay, ¿tienes novio?
¡Mi cara era un poema! ¡Me puse muy roja, pero es que luego me
empece a reír como nunca! ¡Me tuve que ir al lavabo porque no podía
parar! ¡Qué mal lo pasé!
El problema fue, que
si tu dices que eres homosexual, no pasas nada, todos no lo tomamos
con naturalidad. ¡El problema viene cuando lo intentas ocultar y
pasan estas cosas! Es como cuando estás en clase o en el trabajo y
te entra la risa por una tontería, pero tienes más ganas de reírte,
porque sabes que no lo puedes hacer. El hecho positivo que yo saqué,
es que ¡fuera tabús! ¡No pasa nada por ser homosexual!
Y la última y me
callo. Esto me pasó sola, caminando por la ciudad.
Era día entre
semana, estaba en la calle, y iba a pasar, pero el semáforo estaba
en rojo y además había un policía controlando el tráfico (él nos
tenía que dar a los peatones la orden para poder pasar). Pues una
señora mayor no se dio cuenta y pasó (llevaba muletas y iba más
lenta). Entonces, el policía al verla, le dijo ¿Pero señora, qué
hace? ¡No puede pasar! Y la señora le contestó: ¡Anda ya, cabrón!
Y lo dijo tan natural y la palabra cabrón tan a lo bajini, que me
entró un ataque de risa literalmente. ¡Pero iba sola y me daba
corte ponerme a reír en medio de la sociedad! Hubo un momento que no
me pude aguantar y me tuve que reír. No me reí por el insulto
(porque no tenemos que faltar el respeto a nadie), sino por la forma
de decirlo. ¡Es que no me lo esperaba!
Antes de acabar os
quiero decir que no vayáis riéndoos por la calle de la gente o de
las cosas que pasan. Y si lo hacéis, que sea de una forma buena y
sana, como yo. Las anécdotas que he contado de mi pareja o de aquel
conocido, no han sido con ninguna intención de desprecio.
¡Y ya acabo!
¡Reíros de vosotros mismo! ¡Disfrutar de vuestras payasadas! ¡Y
mirar el lado + de las cosas!
Pd: hacerlo con
respeto, otro día os cuento más de lo bien que me lo paso (podría
dedicar solo un blog a contar chorradas de éstas, ¡porque no me
faltan!).
¡A DISFRUTAR!
¡Aaaa
no os olvidéis de ver la FRASE DE LA SEMANA!
¡Un abrazo (de esos
que dejan marca)!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Dime lo que te gusta y lo que no! Con las dos cosas aprendo mucho